¿Cómo puede una mujer mayor generar ingresos en la pandemia?

Si te cuento que el 76% de las tareas domésticas no remuneradas en nuestro país son realizadas por mujeres. ¿Te sorprende? Lamentablemente no. Esa es la sociedad que hemos construido basada en la desigualdad. Pero te propongo imaginar que sucede con alguna de esas mujeres a las que la sociedad le dijo que no trabaje, que se quede en casa y crie a sus hijos y hoy al término de ese mandato, ya con sus hijos adultos fuera de casa y ella con edad avanzada intente insertarse en el mercado laboral. Seguramente su realidad debe ser muy dura. Este emprendimiento que hoy te cuento trae luz ahí, donde nadie lo hace.

Para quienes escribimos sobre sustentabilidad, triple impacto y regeneración a veces la tarea resulta sencilla. Utilizamos fórmulas aprendidas, hablamos de emprendimientos que fueron exitosos en su impacto, compartimos informes que recibimos de todo el mundo escrito por expertos, etc.

Una de esas fórmulas que sabemos de manual es que para crear una emprendimiento de impacto lo primero es identificar un sufrimiento o un problema del mundo, luego debemos imaginar una posible solución a ese problema y si seguimos profundizando llegamos un tercer punto que es imaginar un emprendimiento que con su operatoria haga realidad esa solución a ese problema. Aquí nace un propósito por el cual el emprendimiento de impacto vive, es decir su razón de existir y quizás solo reste un cuarto punto que es como financiar todo esto. Esta historia me inspiró mucho porque es exactamente un emprendimiento con impacto social pero sin el caminito que yo tenía aprendido. Lo que Valeria, una de las mentoras, me enseñó es que esta fórmula no siempre es lineal y que en ocasiones son los propósitos los que nos buscan a nosotros y no nosotros a ellos. Entran en la vida de una compañía con tanta fuerza que se apoderan de ella y ya no hay más opción que barajar, dar de vuelta e impactar positivamente.

Valeria Pasmanter es una emprendedora argentina que fundó años atrás una plataforma de alquiler de habitaciones a la que nombró Spare Rooms Buenos Aires con el objetivo inicial de que jóvenes extranjeros no fueran estafados al buscar hospedaje en Buenos Aires. Dialogamos con ella y nos contó cómo fue su transformación:

¿En qué año nació Spare Rooms y que te motivó a crear este emprendimiento?

Spare Rooms Buenos Aires nació en el 2009, yo tenía una habitación en mi casa que alquilaba a estudiantes y un día había llegado una francesa muy cansada con mucho calor, era febrero, se sienta en mi living después de ver la habitación y me dice: estoy cansada de que me estafen, y continuó, lo que siempre sucede es que cuando veo habitaciones en alquiler publicadas en internet a un precio y coordino visitarlas cuando oyen mi acento y descubren que soy francesa me quieren cobrar más.

Yo había trabajado en una ONG de estudiantes, había vivido en México y en Estados Unidos y en las dos ocasiones tuve problemas con las habitaciones que alquilé; por otro lado también había trabajado mucho con extranjeros entonces pensé aquí hay un nicho. Buenos Aires se llenaba cada vez más de turistas con la necesidad de alquilar y había también mucha gente con habitaciones disponibles pero que desconocían esta modalidad. Básicamente uní oferta y demanda y comencé a buscar habitaciones para alquilar y las publique en un blog que cree y así nació Spare Rooms.

¿Cómo se convirtió en una posibilidad de trabajo para mujeres mayores?

Al principio buscábamos cualquier habitación para alquilar porque es muy difícil alquilar habitación en argentina porque no es cultural. Un día un amigo me hizo notar que la mayoría de mis anfitriones eran mujeres mayores. Cuando hicimos el relevamiento corroboramos que era cierto, que la mayoría eran mujeres de más de 60 años que tenían habitaciones libres porque sus hijos se habían ido a vivir solos. Muchas de ella no trabajaban y algunas nunca habían trabajado y se encontraban en casas muy grandes y con pocas opciones laborales. Entonces ese recurso que tienen a mano lo puede usar como una fuente de ingresos. Más que pensado como propósito, el propósito se adueñó de nosotros. Lo que aprendimos además durante todos estos años fue que estas mujeres son las que mejor atienden al huésped. Tuvimos en los días iniciales anfitriones jóvenes pero no le prestaban atención, no limpiaban las habitaciones, no se preocupaban por el huésped y en consecuencia decidimos enfocarnos en  anfitriones mujeres adultas.

¿Qué sucedió con Spare Rooms cuando la pandemia de covid azotó al mundo?

Cuando llegó la pandemia fue muy duro porque nuestro negocio es un negocio de contacto, por un lado tenemos anfitrionas que son personas mayores de 60 años consideradas de riesgo y por otro lado tenemos muchos extranjeros. Entonces fue muy difícil porque no podían entrar a Buenos Aires y tampoco las señoras querían alojar gente por miedo a contagiarse. Era absolutamente lógico y mismo nosotros temíamos que haya contagios por ese motivo decidimos cancelar las reservas y también las habitaciones que teníamos lentamente se fueron desalojando. Esto duró hasta noviembre de 2020 que fue el momento de la habilitación a los hoteles cuando comenzamos a tomar nuevamente reservas.

Imagino que cuando se tomaron las medidas de aislamiento obligatorio muchas personas alojadas vía Spare quedaron aisladas más de lo que planeaban. ¿Cómo fue esa experiencia a nivel humano y de convivencia? ¿Podés contarnos algún caso?

Lo que hicimos en ese momento fue comunicarnos con cada huésped y cada anfitriona para saber cómo estaban y en qué situación estaban. Entre los que no pudieron volver a sus países se formó una gran convivencia. Hubo un chico noruego que justo en ese momento estaba de vacaciones en Brasil con su novia. El gobierno noruego lo llamó directamente y le dijo volvete ya y desde Río de Janeiro se tomo un avión a Oslo dejando todas sus pertenencias en la habitación de Buenos Aires y después nosotras nos encargamos de enviarle computadora, valija y todas sus cosas. Otro caso fue un joven Peruano estudiante de música en Buenos Aires que estaba alojado en una habitación pasaron cuarentena junto a esa familia y fue muy gratificante para los tres. Además confeccionamos un protocolo para aplicar tanto huéspedes como anfitriones.

¿Cómo funciona el servicio?

Nosotros somos intermediarios entre quien tiene una habitación y quien la necesita. Se alquila la habitación privada algunas con baño privado otro compartido. No incluye comidas pero cada huésped cuenta con un lugar en la lacena y un lugar en la heladera y la posibilidad de cocinar libremente utilizando los instrumentos de cocina. Los anfitriones realizan el cambio de sabanas y toallas y el aseo de la habitación. Se hacen contratos de locación turística y se van renovando periódicamente. Por ahora solo trabajamos en la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cómo trabajan temas de seguridad?

Con respecto a los temas de seguridad, nosotros chequeamos todas las habitaciones que ofrecemos y lo que nos distingue es que lo que se ve en las fotos es lo mismo que van a encontrar cuando llegue a la habitación, no hay sorpresas. En general en estos 10 años no tuvimos problemas de seguridad tanto de huéspedes que en su mayoría son estudiantes o personas que vienen a trabajar siempre se generó un ambiente muy cómodo y tranquilo.  

¿En relación a la oferta de alquiler de habitaciones Spare es más económico?

No nos caracterizamos por lo económico sino por trabajar bien. Nosotros damos un muy buen servicio porque buscamos la mejor habitación para el huésped, no la más barata o la más cara sino la que mejor se adapta a las necesidades. Los precios son de mercado.

Este emprendimiento tiene un fuerte impacto social y de género ¿Están trabajando esas temáticas?

La verdad es que se dio así. Si bien yo trabajo mucho en temas de género se dio que todas las anfitrionas eran mujeres. Pero es así porque vivimos en una sociedad que les dijo en su momento a estas mujeres de sesenta, setenta u hasta ochenta años que no trabajen, que se queden cuidando a sus hijos y al día de hoy no son profesionales o no tienen trabajos estables y no pueden generar ingresos para vivir.

¿Cómo se ven hacia el futuro?

Acá tenemos sentimientos encontrados, por un lado vemos un futuro con mucho crecimiento debido a algunos factores:

Nosotros trabajamos con muchos estudiantes extranjeros, así que cuando abran las fronteras, pensamos que van a venir porque Buenos Aires tiene un dólar muy barato, una calidad y variedad universitaria excelente para Latinoamérica. Todo esto hace que sea muy apetecible para los extranjeros pero a la vez será así, si pueden ingresar.

Por otro lado la ley de alquileres hizo que muchos propietarios sacaran de circulación su departamento, entonces hay menos oferta, y los estudiantes buscan otras alternativas y ahí entramos nosotros. 

Lo que opinan Huéspedes y Anfitriones

“Los protocolos estaban preparados para que la estadía fuera lo más responsable y segura posible para ambas partes. Algunos son, por ejemplo, el lavado regular de manos, el uso de alcohol -que siempre está disponible en la entrada de la casa- y el uso de barbijo en los ambientes comunes, entre otros. En ese sentido, me siento muy seguro” expresa Martín, huésped de Spare Rooms Buenos Aires.

También en relación a la pandemia, la anfitriona Cecilia, compartió su experiencia:

“Tuve en casa a una chica mexicana que había venido a Argentina para hacer un posgrado. La convivencia fue muy buena y se adaptó perfecto a lo que le tocó vivir. Coincidió en casa con mi hijo, que no pudo viajar, así que pasamos la pandemia los tres juntos. Muchas veces cocinamos, ellos hacían ejercicio en el balcón...compartimos mucho más que en tiempos normales. Todavía sigo en contacto con ella.” 

 

Magalí, santafesina y huésped de Spare Rooms Buenos Aires, expresó: “Me sirvió saber que de esta manera podía tener un lugar seguro, y sobre todo resalto que todo lo que estaba en la página terminó siendo exactamente igual...porque podes estar lejos y ver imágenes que no son reflejo de la realidad, y tener miedo de que el lugar no sea como te muestran. Pero en ese sentido puedo jurar que todas las imágenes de la página son tal cual y por eso estoy muy contenta y lo recomiendo”.


“Tengo muchos beneficios como huésped en Spare Rooms Buenos Aires”, afirma Martín, y agrega: “Económicamente, si quiero alquilar una habitación privada en cualquier pensión estudiantil no encuentro algo menor al doble del costo de mi alquiler actual. En cuanto al ambiente, la familiaridad con la que te encontrás al alquilar una habitación dentro de una casa particular no tiene comparación. He vivido en pensiones y departamentos alquilados con amigos, y ese ambiente familiar solo se podría encontrar en una situación como ésta”.

“Ser anfitriona en un momento de pandemia me dió la posibilidad de bajar la soledad, el silencio y la inseguridad. Estar acompañada, sabiendo que si alguien necesita algo estamos unos y otros para ayudarnos es muy importante. Sin invasión y pudiendo convivir en armonía, eso es lo que tiene de positivo. Sabemos que al entrar a casa va a estar la luz prendida y va a haber música, o alguien hablando por teléfono, o alguien haciendo un video, o alguien estudiando, o alguien cocinando... y eso siempre es lindo” señala Luciana.

Marina, anfitriona desde hace años en Spare Rooms Buenos Aires, expresa: “Ser anfitriona me cambió la vida. Una se convierte en cocinera, profesora de geografía, consultora de turismo y un poco en mamá. Vinieron chicas muy jovencitas que se agrupaban y como si fueran mis hijas, yo les alcanzaba un té o una sopa. Todos mis huéspedes fueron excelentes y en lo posible trate de aprender sobre sus costumbres.  La verdad, me llena el alma.” 

 
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